Entrevista a Mara Torres

Entrevista realizada por Begoña Alonso. Fuente: http://www.elle.es/living/ocio-cultura/a797651/entrevista-a-mara-torres-los-dias-felices/

La periodista madrileña y presentadora de 'La 2 Noticias' Mara Torres acaba de publicar 'Los días felices' (Planeta), su segunda novela. En esta entrevista nos habla no solo de la obra, sino de sus posición ante el feminismo, los 'youtubers' o la sobreexposición a las redes sociales. 


                                   
Tu novela recorre la historia de 20 años en la vida del protagonista, Miguel. ¿Cómo llevas tú el paso del tiempo? 

Bien, pero lo pienso mucho. Ocupa parte de mis ratos de reflexión. Sobre todo pienso cómo afecta el paso del tiempo a las ilusiones que tienes en la vida. He caído en la cuenta de que hay un momento en tu vida en el que el mundo tiene límites que antes no tenía. Para mí, eso es lo que representa el paso del tiempo. Antes pensaba: si no trabajo en la tele, me monto un chiringuito en la playa o lo que sea; el mundo no tenía fronteras. Ahora sí las tiene. 

Miguel reconoce en el libro haberse visto obligado a hacer siempre lo que otros querían. ¿A ti te cuesta decir que no? 

No, no me cuesta nada. Yo siempre voy con el no por delante. Especialmente en la vida profesional, donde he sido poco arriesgada; para dar un paso he de estar muy segura que lo debo dar. Miguel es un personaje que me gusta especialmente porque es un chico corriente, siendo eso un adjetivo positivo; parece que el mundo está hecho de los héroes o de los antihéroes. Pero en realidad, nos vamos dejando llevar por las circunstancias, no es nada fácil dar carpetazo y salir por la puerta. La rutina organiza nuestra vida, es nuestra cotidianeidad y Miguel intenta vivir como vivimos cada uno de nosotros, intentando gestionar nuestros sentimientos, emociones y relaciones de la mejor manera. La fijación de Miguel por Claudia es el eje que recorre la obra. 

¿Crees en el poder del amor platónico? 

Sí, sí que creo. Ese amor sí que tiene fuerza porque queda en tu imaginario como lo que pudo ser y no fue, como lo que puede volver algún día. 

El volumen se abre con dos citas de Luis Cernuda y Samuel Beckett. ¿Ellos te han servido de inspiración para el libro? ¿Cuáles son tus autores de referencia? 

Los versos de Cernuda, de 'La realidad y el deseo', encierran parte del sentido de la novela, mientra que el extracto de Samuel Beckett es de una obra de teatro del absurdo llamada 'Los días felices' ('Happy Days') que tiene un único personaje, Winnie, que está enterrada y habla su marido por detrás; es un monólogo sobre la relación sentimental a largo plazo. Me gusta mucho Haruki Murakami; conozco toda la obra poética de Ángel González y también me gusta Paul Auster. He leído en estas últimas semanas una carta que escribió Oscar Wilde a su amante/amigo llamada 'De Profundis' que me ha removido profundamente. Pero no tengo autores favoritos, puedo leer cuatro libros de uno y olvidarme de él durante años. Hay libros para todo tipo de lectores y lo importante es que cojas uno y lo uses sin ningún pudor, como lo necesites en ese momento: para reír, divertirte, reflexionar... 

Conocemos al personaje cuando tiene 20 años. ¿Cómo era Mara Torres entonces? 

Pues aunque mis amigos son los mismos que los de los 20, me he ido tranquilizando, era tumultuosa y alborotada en las emociones. Lo vivo todo a tope, a pesar de que en la parte profesional he sido poco arriesgada. Mis cambios vitales también están vinculados a los profesionales; cuando pasé a la televisión tras la radio y con el finalista del Planeta fueron dos puntos de inflexión. 

¿Qué es lo que más te conmueve de la historia? 

Una frase que dice Claudia: "La vida es solo eso, vida". Es una frase contundente, soltada a bocajarro, abrumadora. 

Eres muy activa en Twitter, ¿cuál es tu opinión sobre las redes sociales y sobre los escritores que las usan como herramienta de promoción? 

Las redes sociales han sido un fenómeno que he seguido casi desde el principio. Soy muy cauta a la hora de utilizarlas, me parecen un canal extraordinario para que la gente se ponga en contacto con otros, para seguir al minuto la pista informativa de lo que está sucediendo, pero echo de menos la reflexión. No debemos renunciar a otros canales que nos den un poco de perspectiva y nos den argumentos más reflexionados. Mi Twitter personal siempre lo he utilizado como vehículo de comunicación con los espectadores de La 2 y La 2 noticias aunque ahora me apetece tener también 'feedback' sobre el libro. Yo he sido muy protectora con mi parte personal por la exposición que tengo en lo profesional, pero el que quiera utilizarlas, si sabe utilizarlas o no, cada uno es libre de usar las herramientas que quiera. 

¿Qué opinión te merecen los 'influencers' y los 'youtubers', que llegan a tener más audiencias que los telediarios? 

Lo miro con suma atención. Las cosas pasan por delante de nosotros y muchas veces empleamos demasiado tiempo en saber si están bien o mal, cuando simplemente están pasando. La vida de hoy en día, aparentemente menos reflexiva donde la gente da su opinión y falta un poco de perspectiva desde mi punto de vista, es la que es. Asumirlo o morir. Yo no voy a decir que lo de antes es lo mejor porque lo de antes es lo de antes y lo de ahora, es lo de ahora. Lo interesante es saber cómo gestionarlo. 

¿Cómo te posicionas ante el feminismo del siglo XXI? 

A los movimientos feministas tenemos que estar agradecidos todas las mujeres y todos los hombres. Son fundamentales para que el mundo evolucione porque el feminismo es un avance hacia la libertad de las personas. Defiendo cada uno de los movimientos feministas que hay en este país y en otros muchos y gracias a ellos, las mujeres trabajamos, votamos o llevamos pantalones. 

¿Quién es tu heroína literaria? 

Me gustaba mucho Fortunata, la de la obra de Pérez Galdós, por eso elegí ese nombre para la protagonista de 'La vida imaginaria' [su primera novela, finalista del Premio Planeta en 2012], pero también me gustaba Jacinta. Son las dos una misma persona, como la dualidad del ser humano. También Madame Bovary. Hay tantos personajes femeninos literarios que son atractivos… 

Juguemos a tu libro: ¿cómo te imaginas el planeta en el que vivimos dentro de 15 años? 

Dentro de 15 años espero que haya mejorado la tecnología de los coches para hacerlos menos contaminantes. No sé si de forma híbrida o eléctrica, pero espero que ese camino esté allanado. En cuanto a las relaciones sociales, me imagino que nos pondrán un chip en la piel a lo 'Black Mirror' que se nos pondrá al nacer. Otra cosa con la que fantaseo es que el mundo se dividiera entre los que viven de sus recuerdos y los que no. 

¿Crees que ahora, personalmente, estás viviendo unos 'días felices'? 

Creo que están por llegar. Vivimos pensando que los días felices están por llegar, y ese es un motor muy importante para nuestra vida.

MARA TORRES: “Los oyentes de ‘Hablar por hablar’ me enseñaron a escribir diálogos”

Entrevista realizada por Andrés Guerra. Fuente: http://www.lavanguardia.com/gente/20171010/431971199124/mara-torres-los-dias-felices.html

Tras haber sido finalista del Premio Planeta, la presentadora de La 2 Noticias publica ‘Los días felices’, su segunda novela.



Durante cinco años de su vida, Mara Torres (Madrid, 1974) fue la única compañía de miles de personas solitarias que aguardaban la madrugada para disolverse en la confortable calidez de ser uno más entre los demás. Al frente de Hablar por hablar, en la SER, escuchó, comprendió y entendió centenares de historias humanas que le dejaron una impronta indeleble. Con el tiempo, la radio de madrugada perdió una voz pero los informativos de calidad –ese remanso también nocturno de La 2– ganaron una comunicadora seria y creíble. Y eso es mucho en los tiempos que corren. Pero Mara estaba llamada a más. Al menos, a no quedarse sólo –lo que no sería poco–, en una periodista veraz. En 2012, su novela La vida imaginaria la elevó a finalista del 61º Premio Planeta. Ese respaldo, del que aún no se ha repuesto del todo, la animó a zambullirse de lleno en la literatura y a publicar su cuarta obra y segunda novela, Los días felices.

¿Cómo se te ocurrió la idea de saltar cada cinco años? Es una muy original licencia literaria. 

Eso es algo que me pregunta todo el mundo y… Bueno, me lo inventé. Contar una historia que sucede en un día es un recurso muy utilizado en cine y en literatura. Me interesaba mucho eso, trabajo bien en el código del día, pero quería contar dos décadas de la vida de un personaje, de los 20 a los 40, porque creo que son los años con más cambios a nivel emocional e incluso físico, de escenarios. Pensé qué intervalo podría poner entre uno y otro y que los cambios fuesen significativos.

¿Sobre quién pivota la historia? 

El protagonista absoluto es Miguel pero en realidad el libro cuenta 24 horas de Miguel y Claudia, que se conocieron cuando él cumplió los 20 y se reencuentran a los 40. Escoger el cumpleaños me daba muchos elementos para jugar. Si hubiese escogido Navidad, por ejemplo, siempre es fiesta para todos, hay reunión familiar, los mismos programas de TV… Pero el día del cumpleaños es único para cada uno y con un elemento común: todos te desean feliz día, de ahí el título con doble sentido. También hay algo metafórico, que casi siempre hay una tarta y si no la hay, eso quiere decir algo.


¿Fue difícil cambiar de sexo, es decir, meterse en la piel de Miguel?
No, pero tampoco quise que la novela la protagonizase un personaje masculino. En un primerísimo borrador me nació la estructura y luego comencé con la trama. Hice borradores de tres personajes que no se corresponden con los definitivos pero uno, que se llamaba Miguel, tomó fuerza enseguida y descarté a los otros. No fue difícil porque la novela es un retrato sentimental del personaje, no de una sociedad o un país. Y los sentimientos son tan íntimos como universales.
Cuando en su 40 cumpleaños Miguel reflexiona sobre sí mismo y sobre su vida y cae en que “los días felices no volverán”… ¿significa que echa de menos la edad en la que tenía todo por hacer o realmente es que era más feliz entonces? ¿Es la congoja de que no está viviendo la vida que quiere o es incapaz de asumir las preocupaciones que tocan en esa edad?
Hay una frase en la novela que dice “en la vida, a veces, no muchas, pasan cosas”. Miguel se da cuenta de que la vida va en serio. A los 20 años el padre de un amigo le regala un libro de Gil de Biedma donde se dice eso y le escribe la dedicatoria “Para Miguel, para que tarde mucho en descubrir que la vida va en serio”. El punto de inflexión es cuando lo descubre y sabe que algunas son definitivas. No haré spoiler pero eso es lo que cambia su vida.
En tantas ocasiones me he tenido que oír que los hombres somos más inmaduros. ¿Tiene ese, espero que mito, relación con esto?
(Risas). No, no lo creo. Tampoco tiene que ver con cumplir años sino que la vida no es fácil para nadie y mientras más años cumplas, más cosas pasan. Tus escenarios y la gente que te rodea se transforma: tiene que ver con el amor, la amistad y las relaciones, una a una. Con 15 o 20 años no te han pasado muchas cosas pero a los 40 sí, y algunas, definitivas. De los 20 en adelante se mueve todo alrededor: te vas de casa, comienzas una relación a largo plazo, te vas a vivir fuera y quizá vuelves, eres padre o madre por primera vez, tienes sueños por cumplir…
¿Cuántas escenas del libro son vivencias propias disimuladas?
Hubiese sido incapaz de escribir la novela si no me hubiesen pasado según qué cosas en los últimos años de mi vida, aunque no te diré cuáles. Hay cosas que no me habría atrevido a abordar de no haberlas vivido.
En el libro veo o leo escenas con motos vespa y libretas en el instituto. Hoy los jóvenes se relacionan tanto o más a través de las redes sociales que en persona. ¿Está muriendo, como poco, un género literario?
Buena pregunta. Yo he contado la historia de un chico de 20 años de hace 20 años, sobre los 90 hasta la actualidad. Más o menos mi edad, así he podido trabajar con los escenarios que necesitaba. Al leerlo y al escribirlo me resultaba un poco ingenuo el personaje de Miguel en comparación con la gente que tiene 20 años hoy. Y cuando leo mis diarios me siento una panoli (risas): acababa de entrar a trabajar en la SER, estaba muy verde todavía… No sé si termina un género pero sí se transforma. La voz narrativa va cambiando según el personaje; está escrito en tercera persona pero se acerca mucho a la primera, uno narrador y protagonista. A veces se mezclan. Quise hacerlo muy ágil para el lector, lo que me costó mucho trabajo.

¿Qué banda sonora tiene este libro? Particularmente, cuando leo el título me viene a la mente Luz Casal.
Lo pensaba mientras lo escribía. Sí, me venía a la cabeza Un año de amor, pero el libro tiene tres temas musicales: la BSO de In the mood for love, que en España se tradujo por Deseando amarNo surprises, de Radiohead y un tema de ópera de Bach, que sale en un momento muy significativo. Y sin salir expresamente, hay un tema fundamental de Quique González: De haberlo sabido.

¿Qué respuesta esperas?
Estoy deseando encontrarme con los lectores porque a todos nos gusta hablar del amor, del desamor y de todos sus matices; porque todo el mundo necesita expresar lo que ha sentido y porque todo el mundo ha tenido un amor platónico, un amor interrumpido, un amor que se quedó en el pasado y que aparece como una isla y un refugio el resto de nuestra vida porque no se hizo realidad.
Cinco años presentando Hablar por hablar, oyendo historias humanas de todo tipo, tiene que ser un nicho de inspiración incomparable…
Yo creo que a escribir se aprende leyendo, fundamentalmente, pero sí hay una parte que agradezco infinitamente a aquella época. Los oyentes me enseñaron a escribir diálogos; mientras ellos hablaban, yo tomaba notas, transcribía la conversación en la medida de lo posible. Tenía mucho miedo a que me engañasen, así que estudiaba las voces y los acentos por si volvían a llamar. ¡Se me escapan poquísimos! Lo importante es que aprendí a transcribir los diálogos tal como salían del corazón y a perder el pudor. No escribo los diálogos de una forma supercorrecta sino tal como la gente habla.
He consultado tu ficha y atesoras cerca de 20 premios, como periodista y como escritora. ¿Cuál te hizo más ilusión y por qué?
Como periodista, el que más ilusión nos hizo, a mí y a todo el equipo, fue el que nos dieron en Cádiz, el premio ‘La Pepa 1812’ por el ‘Especial sesenta aniversario de los Derechos Humanos’, un premio que celebramos todos y del que nos sentimos muy orgullosos. Personalmente, el que más me sorprendió y el mejor regalo en mi vida profesional fue ser finalista del Planeta; eso me abrió una puerta a un camino que no sé si hubiese podido explorar de otra manera. Aún estoy perpleja y agradecida (risas). Nunca hubiese pensado que podría publicar una novela firmada con mi nombre y cuya frase inicial es “la vida es una mierda” (risas). ¡Si sé que llego a finalista hubiese quitado las palabrotas!
¿Cuándo escribes, al regresar a casa tras terminar La 2 Noticias o por las mañanas?
Por las mañanas. Desde Hablar por hablar cambié mis horarios; llegaba a casa a las 5 am, dormía unas horas y luego aprovechaba bien las mañanas, salvo los jueves, que salía a tomar algo. Un jueves no salí, me abrí una botella de vino en casa y me puse a escribir. Comencé a escribir y a beber y no podía parar con ninguna de las dos cosas. Me fui a dormir creyendo que había escrito una maravilla. Al levantarme lo leí y era una verdadera birria (risas).
¿Por qué, desde hace tanto, son tan buenas las noticias de La 2?
Mi explicación es muy sencilla. Llevamos juntos casi 11 años el mismo equipo de redacción y edición adjunta. Somos siete personas más el editor y los compañeros han tenido ofertas para irse a otros lugares. Nos hemos quedado porque nos permite ejercer nuestra forma de entender el periodismo de una manera libre, algo que creo que no pasarían otros informativos. Por el tiempo, la rapidez, la necesidad de contarlo todo… Hacemos revisión de temas y lo discutimos todo, hasta la última coma. Pero que podemos tirarnos horas discutiendo si es justicia democrática o justicia constitucional. También es cierto que son 25 minutos y llevamos 15 temas, muchos menos que uno noticiario tradicional, y eso nos permite un punto de vista más reflexivo. Las distintas direcciones de informativos que ha habido han respetado nuestro modo de trabajar. No sabríamos hacerlo de otra manera.



Mara Torres, entre la realidad y el deseo

Por Miguel Lorenzo. Fuente: http://www.hoy.es/culturas/libros/mara-torres-realidad-20171013004927-ntrc_amp.html

Tenía el firme deseo de volver a la novela, pero la realidad parecía empeñada en impedírselo. Mara Torres (Madrid, 1974) ha logrado, al fin, que el deseo se imponga a la tozuda realidad y regresa a la ficción con 'Los días felices' (Planeta). «Ya me advirtieron que tuviera cuidado, que lo que se desea acaba cumpliéndose», dice risueña la autora de una novela 'cernudiana' sobre el amor y sus meandros. No en vano se abre con unos versos de 'La Realidad y el Deseo', del gran poeta sevillano, y con otros mucho más existenciales de 'Happy days', de Samuel Beckett. Ambos son pistas para sus lectores.


«La poesía me ayuda a escribir y a vivir. Me ha salvado la vida, metafóricamente, y recurro a ella cuando la necesito», explica Torres que recurrió a la gasolina poética para culminar esta novela «sobre sentimientos». «Escribir me permite evadirme de la cotidianidad, de la realidad. Salir de mi propia vida para conectar de nuevo con ella, y espero que el lector pueda hacer lo mismo». Es el deseo como narradora de una periodista que quiso «prescindir a propósito de la política».
Periodista desde hace 25 años, cara del telediario de La 2 desde hace una década, Torres escribe desde que tiene memoria. Fue finalista del premio Planeta en 2012 con 'La vida imaginaria' -«que iba a ser un diario»- y desde entonces trataba de novelar de nuevo «sin demasiado éxito». Hasta que una de esas felices jugarretas de la vida le permitió salir del bloqueo.
«Concebí la estructura de la novela antes de pergeñar la historia y dar con sus personajes», explica. Hablaría esos «días felices» que todos vivimos cada doce meses, «para contar como nos transformamos deteniéndome en uno de cada cinco cumpleaños de Miguel, su personaje central». Un protagonista que está en esa fase «en la que comprendes que la vida va en serio», explica la autora recurriendo ahora a los versos de Jaime Gil de Biedma.

Narra como cambianos entre los 20 y los 40 años, «dos décadas decisivas en la vida de cualquiera, mucho más movidas y accidentadas que de los 40 a los 60», sostiene. Si alguien quiere saber cómo es su vida, que escudriñe el día de su cumpleaños de lustro en lustro, propone. «En ese plazo el mundo cambia y cuando uno se quiere dar cuenta es otro», escribe Miguel, sujeto de una transformación vital, emocional, personal y laboral. «Es un tipo sencillo; no es un líder ni un héroe, alguien con una vida normal y corriente, un topo normal e inseguro que se convierte en excepcional para su entorno», explica su creadora.
Lo presenta al lector el día que cumple 40 años, cuando recibe una llamada de Claudia, a quien conoció veinte años atrás, también en el día de su aniversario, y de la que ha estado enamorado platónicamente desde entonces. «He tenido muchos amores platónicos -confiesa- y sé que es el único amor que no se desgasta, que se mantiene como anhelo en tanto en cuanto no se consuma», asegura Torres, que novela sobre el amor y su avatares, sobre amistades duraderas y desamores, deseos colmados e incumplidos, de anhelos e insatisfacciones.
«Desear lo que no tenemos es un sentimiento universal, innato en el ser humano, un inconformismo que a veces trae alegrías», concede la escritora que se deja llevar por la vida «en lo personal y en lo literario». «Muchas veces no sabemos bien qué queremos, pero eso no es necesariamente malo aunque tenga mala fama. Si te dejas llevar por la vida a veces aciertas», dice. «No tengo novelas en el cajón» explica una narradora que dedica mucho más tiempo y esfuerzo a «quitar lo que sobra» y a «pulir» sus textos. Asegura haber escrito mas de 1000 páginas para esta novela que acabó resolviendo en 250.

«Espero que aún nos queden muchos días felices», dice aludiendo a una actualidad plagada de nubarrones que resume cada noche en un informativo muy peculiar y premiado, pero que le deja poco tiempo para escribir.

«Entro a trabajar a las cuatro y salgo de madrugada, de modo que solo tengo las mañanas para escribir, lo que requiere disciplina e intensidad.